Nacì y hasta hoy resido en la Ciudad de La Plata, Bs As.
Provengo de una familia humilde, durante mis estudios primarios tuve que comenzar a trabajar como tantos chicos de mi condiciòn social. Apenas pude alcanzar el 7ª grado.
Para entonces estaba la mayor parte del dìa en la calle buscando algún ingreso que me permita alimentar y aveces poder llevar algo para mi madre.
Desde niño me encantò el dibujo , y por lo que escuchaba de mis compañeros y maestra parece que lo hacia bien segùn mi edad.
Siempre me costò expresar mis palabras. Como tìmido e introvertido la escuela de la calle no me trato muy bien, crecì discriminado. Supe lo que es sufrir de impotencia por las injusticias, la pobreza y hasta el hambre.
Cuando estaba triste dibujaba, mi madre me decía que haga paisajes y cosas lindas pero no me gustaba utilizar colores, los trazos que iban fluyendo de mi imaginaciòn nunca fueron alegres. Recuerdo que muchas veces se mojaban mis ojos mientras los hacìa.
No realicè estudios secundarios, ni cursos de dibujo, pero a medida que los años iban pasando me parece que me estabàn saliendo mejor.
Cuando fuì mayor de edad, gracias a esa poca habilidad , pude conseguir algunos trabajos estables de gobierno donde ingresè como dibujante tècnico , pero sin diploma, claro.

Por aquel entonces a un alto jefe laboral le agradaron los motivos de mis trabajos y me solicito hacer unas 20 obras que èl se encargaría de enmarcar. Luego de dos meses sin descanso finalicè la labor, èl me dio una semana franco y se llevò las obras. De esto hace mas de 30 años.

Nunca màs había vuelto a tomar papel y tinta. Tal vez porque luego sobrevino una vida muy activa y acelerada. Pero hace 16 años tuve grandes problemas que vivir y como cuando era niño, busquè en mi soledad y dolor papel y lapicera. Me comenzaron a brotar los motivos, imágenes que sentì expresar.

Creo que estuve unas seis semanas de varias horas por día encerrado, cuando estaba terminando un trabajo , ya tenìa la imagen para iniciar el siguiente.
Al igual que en aquel entonces, la mayorìa de esas hojas llevan marcadas algunas gotitas saladas. Cuando llegué a unos 35 dibujos en tinta me sentì cansado, pues solo tengo la visión de un ojo, también aliviado y reconfortado. Y los guardè en un altillo de mi casa, solo algunos íntimos pudieron verlos.

Luego vinieron años muy moviditos, de mucha actividad y crecimiento que me permitieron hacer una modesta base económica. Hace poco tiempo cumplí mis 58 años y decidí darle fin a mis metas y objetivos materiales, ya no necesito trabajar.
Recordè entonces que en el altillo aun estaban los 35 dibujos guardados.
Solo soy un aficionado, entiendo que estas "obras" en tinta negra nunca darán colorido y alegría colgadas en alguna sala familiar. Reconozco de mi carencia en técnicas, sentí verguenza cando los subí a esta página y tuve que llenar el casillero de el valor que lo cotizaría para un eventual comprador, pero quería mostrarlos , tal vez buscando que entre tanta cantidad de personas que lo puedan observar a través del tiempo pueda llevar a la reflexión a una sola, ello significaría para mi más ganancia que todos los años trabajados y que la venta de mil paisajes.
Aquella fue la ùltima vez que dibujè. Lo necesitaba, lo disfruté y allí deje mis sentimientos para compartirlo.
Claudio Moreno